Compartimos
también la experiencia del primer año de funcionamiento del Centro
Casa Azul de Mahate con
un programa de educación inclusiva que ha empezado con algunas dificultades, ya
que la participación de los niños era muy irregular, pero que ahora ya tiene
estabilidad. Las instalaciones fueron rehabilitadas y pintadas por algunos
jóvenes que acompañamos en el Programa “Jovens de Esperança” y decoradas por
los voluntarios Belén, Álvaro, Carmen y Pedro.
El Centro está
acompañando el proceso educativo de unos 30 niños y niñas de distintas edades
integrando a niños y adolescentes discapacitados junto a otros en situación de
vulnerabilidad por ser huérfanos. Están siendo atendidos por dos educadoras,
Cláudia y Emilia, y un educador, André. Se proporcionan varias actividades
didácticas así como la comida y la merienda.
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